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martes, 12 de febrero de 2013

“Ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”.
Queridos trujillanos:
Oswaldo-Azuaje                  En 1415 renunció a su pontificado romano el Papa Gregorio XII.Fue la última renuncia de un Papa que la historia recuerda. Es también muy conocida –incluso recordada por Dante Alighieri en La Divina Comedia- la renuncia del Papa Celestino V, quien regresó, después de ella, a las montañas que lo conocieron como ermitaño. Sin embargo, no estando acostumbrados a este hecho, el 11 de febrero de este Año Santo 2013, hemos sido sorprendidos por la renuncia del papa Ratzinger, Benedicto XVI, quien expone con mucha sinceridad la razón de su renuncia: “en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”.
                 Es la noticia que ha dado la vuelta al mundo en pocos segundos, y desde muy temprano en Venezuela. Al levantarme y poner las noticias en televisión, llegué a pensar que quizá era una equivocación. Pero no, las pantallas de los noticieros casi coincidían en la noticia “boom”. Más allá de la misma, he podido reflexionar por algunos momentos acerca del ministerio del sucesor de San Pedro: ha sido durante siglos garantía de fidelidad en la fe y de vigor evangelizador en el corazón de la Iglesia. El Papa es también símbolo de unidad con “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre”. Por ese motivo, como obispo unido a él como Vicario  Pastor de la Iglesia universal y, por tanto, unido a Cristo, Pastor y Cabeza, me adhiero  a su opción que es, a su vez, garantía de una profunda fidelidad a la misión de quien detenta el llamado ministerio petrino (ministerio de San Pedro Apóstol, el primer Papa). Cuando yo escuchaba sus palabras en la televisión me salía desde el corazón decirle: ¡Valiente! ¡Valiente! Y así podemos experimentarlo todos los creyentes destacando la sencillez de un Papa que supo acercarse al pueblo de Dios sin dejar de ser un gran estudioso de la teología y la Palabra de Dios. Será sucesor de San Pedro hasta el 28 de febrero a las ocho de la noche. Luego seguirá acompañándonos en el crecimiento de la fe como el Papa teólogo. En marzo será el cónclave, evento en el que los cardenales votantes, unos 118, elegirán un nuevo Papa, obispo de Roma. Que el tiempo cuaresmal nos ayude a acompasar con toda la Iglesia la plegaria por la unidad en la misma fe en torno al Pastor Universal que Cristo quiere para el inminente futuro. Es la invitación que hago al noble pueblo trujillano.
                Y, más allá de los augurios buenos o malos que no faltan en un mundo farandúlico, no me queda otra cosa que decir: ¡Gracias, Papa Benedicto por ser lo que eres y has significado para nuestra iglesia a comienzos de este siglo XXI, gracias por tu humildad y valentía! Sobre todo, ¡gracias por habernos ayudado a crecer en la fe y en el amor!
Trujillo, 11 de febrero de 2013


Hoy hay grandes cambios en el mundo y en nuestra patria pero indudablemente la familia sigue siendo la clave para la soluciones de los graves problemas y retos sociales que se nos presentan, especialmente por la enorme manifestación de violencia que palpamos a nuestro alrededor; la violencia tiene múltiples expresiones y una de ellas ha sido las terribles noticias sucedidas en las cárceles venezolanas. Aunque no sea la primera causa del problema, es en las familias donde hay que revisar primero. “La familia es la Clave”. En el hogar se aprenden y asimilan los valores humanos y cristianos, como el amor, la responsabilidad, la obediencia, la disciplina, el respeto y el dialogo; a los niños y jóvenes debemos criarlos en un ambiente de amor y disciplina, de dominio de sí mismos y con virtudes humanas y ciudadanas; de familias donde se fomenten los valores surgirán también comunidades más unidas y sin tanta violencia.
Estas y otras reflexiones hizo Mons. Oswaldo Azuaje en el día de San Juan Bosco, padre y maestro de la juventud al visitar dos de las comunidades parroquiales valeranas donde más se venera la figura de Don Bosco. El jueves 31 de enero, a las siete de la mañana Mons. Oswaldo Azuaje visitó el Colegio Salesiano y la parroquia María Auxiliadora. Allí los alumnos prepararon actos y participaron de la misa en honor a su patrono y protector. A ellos se dirigió especialmente el Obispo exhortándoles a vivir en la alegría e imitar a Don Bosco que fue niño y joven alegre feliz pero con Dios por delante y generoso en el servicio a los más débiles y a la Iglesia.
El mismo día jueves a las 7:00 pm. el pastor diocesano visitó la parroquia San Juan Bosco de la Floresta por ser su día patronal; presidió la solemne eucaristía en compañía de nueve presbíteros concelebrantes. Explicó Monseñor cómo fue la vida de aquel jovencito quién luego sería el gran Don Bosco iniciador de imponderables obras de apostolado que llevan adelante salesianos y salesianas sobre todo a favor de los jóvenes. Destacó la alegría como una virtud de San Juan Bosco a ser imitadas por todos los cristianos porque un santo triste es un triste santo.
Indicó Mons. Azuaje que el testimonio de Don Bosco nos invita a ser coherentes más allá de las palabras; practicar una vida auténtica que se corresponda con la fe que decimos profesar y así podamos producir frutos de amor, justicia y santidad como se notaron en la vida del santo.
La multitudinaria y alegre celebración eucarística en el templo de La Floresta fue el cierre de un extenso programa festivo. Los feligreses recibieron al Obispo diocesano con abundantes muestras de afecto y hasta una canción le compusieron los integrantes del equipo de cursillos de cristiandad. Por su parte el párroco Miguel Ángel Castellanos a nombre también del vicario cooperador, presbítero Alexander Ynfante, agradeció al Pastor diocesano por tan importante visita. También destacó la presencia del Alcalde de Valera, los sacerdotes y la generosa participación de su feligresía.
 Oswaldo-Azuaje
“Ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”.
Queridos trujillanos:
                  En 1415 renunció a su pontificado romano el Papa Gregorio XII.Fue la última renuncia de un Papa que la historia recuerda. Es también muy conocida –incluso recordada por Dante Alighieri en La Divina Comedia- la renuncia del Papa Celestino V, quien regresó, después de ella, a las montañas que lo conocieron como ermitaño. Sin embargo, no estando acostumbrados a este hecho, el 11 de febrero de este Año Santo 2013, hemos sido sorprendidos por la renuncia del papa Ratzinger, Benedicto XVI, quien expone con mucha sinceridad la razón de su renuncia: “en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”.
                 Es la noticia que ha dado la vuelta al mundo en pocos segundos, y desde muy temprano en Venezuela. Al levantarme y poner las noticias en televisión, llegué a pensar que quizá era una equivocación. Pero no, las pantallas de los noticieros casi coincidían en la noticia “boom”. Más allá de la misma, he podido reflexionar por algunos momentos acerca del ministerio del sucesor de San Pedro: ha sido durante siglos garantía de fidelidad en la fe y de vigor evangelizador en el corazón de la Iglesia. El Papa es también símbolo de unidad con “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre”. Por ese motivo, como obispo unido a él como Vicario  Pastor de la Iglesia universal y, por tanto, unido a Cristo, Pastor y Cabeza, me adhiero  a su opción que es, a su vez, garantía de una profunda fidelidad a la misión de quien detenta el llamado ministerio petrino (ministerio de San Pedro Apóstol, el primer Papa). Cuando yo escuchaba sus palabras en la televisión me salía desde el corazón decirle: ¡Valiente! ¡Valiente! Y así podemos experimentarlo todos los creyentes destacando la sencillez de un Papa que supo acercarse al pueblo de Dios sin dejar de ser un gran estudioso de la teología y la Palabra de Dios. Será sucesor de San Pedro hasta el 28 de febrero a las ocho de la noche. Luego seguirá acompañándonos en el crecimiento de la fe como el Papa teólogo. En marzo será el cónclave, evento en el que los cardenales votantes, unos 118, elegirán un nuevo Papa, obispo de Roma. Que el tiempo cuaresmal nos ayude a acompasar con toda la Iglesia la plegaria por la unidad en la misma fe en torno al Pastor Universal que Cristo quiere para el inminente futuro. Es la invitación que hago al noble pueblo trujillano.
                Y, más allá de los augurios buenos o malos que no faltan en un mundo farandúlico, no me queda otra cosa que decir: ¡Gracias, Papa Benedicto por ser lo que eres y has significado para nuestra iglesia a comienzos de este siglo XXI, gracias por tu humildad y valentía! Sobre todo, ¡gracias por habernos ayudado a crecer en la fe y en el amor!
Trujillo, 11 de febrero de 2013