“Ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”.
Queridos trujillanos:
En 1415 renunció a su
pontificado romano el Papa Gregorio XII.Fue la última renuncia de un
Papa que la historia recuerda. Es también muy conocida –incluso
recordada por Dante Alighieri en La Divina Comedia- la renuncia del Papa
Celestino V, quien regresó, después de ella, a las montañas que lo
conocieron como ermitaño. Sin embargo, no estando acostumbrados a este
hecho, el 11 de febrero de este Año Santo 2013, hemos sido sorprendidos
por la renuncia del papa Ratzinger, Benedicto XVI, quien expone con
mucha sinceridad la razón de su renuncia: “en el mundo de hoy, sujeto
a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve
para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el
Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del
espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal
forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio
que me fue encomendado”.
Es la noticia que ha
dado la vuelta al mundo en pocos segundos, y desde muy temprano en
Venezuela. Al levantarme y poner las noticias en televisión, llegué a
pensar que quizá era una equivocación. Pero no, las pantallas de los
noticieros casi coincidían en la noticia “boom”. Más allá de la misma,
he podido reflexionar por algunos momentos acerca del ministerio del
sucesor de San Pedro: ha sido durante siglos garantía de fidelidad en la
fe y de vigor evangelizador en el corazón de la Iglesia. El Papa es
también símbolo de unidad con “un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo, un solo Dios y Padre”. Por ese motivo, como obispo unido a él
como Vicario Pastor de la Iglesia universal y, por tanto, unido a
Cristo, Pastor y Cabeza, me adhiero a su opción que es, a su vez,
garantía de una profunda fidelidad a la misión de quien detenta el
llamado ministerio petrino (ministerio de San Pedro Apóstol, el primer
Papa). Cuando yo escuchaba sus palabras en la televisión me salía desde
el corazón decirle: ¡Valiente! ¡Valiente! Y así podemos experimentarlo
todos los creyentes destacando la sencillez de un Papa que supo
acercarse al pueblo de Dios sin dejar de ser un gran estudioso de la
teología y la Palabra de Dios. Será sucesor de San Pedro hasta el 28 de
febrero a las ocho de la noche. Luego seguirá acompañándonos en el
crecimiento de la fe como el Papa teólogo. En marzo será el cónclave,
evento en el que los cardenales votantes, unos 118, elegirán un nuevo
Papa, obispo de Roma. Que el tiempo cuaresmal nos ayude a acompasar con
toda la Iglesia la plegaria por la unidad en la misma fe en torno al
Pastor Universal que Cristo quiere para el inminente futuro. Es la
invitación que hago al noble pueblo trujillano.
Y, más allá de los
augurios buenos o malos que no faltan en un mundo farandúlico, no me
queda otra cosa que decir: ¡Gracias, Papa Benedicto por ser lo que eres y
has significado para nuestra iglesia a comienzos de este siglo XXI,
gracias por tu humildad y valentía! Sobre todo, ¡gracias por habernos
ayudado a crecer en la fe y en el amor!
Trujillo, 11 de febrero de 2013
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