Mensaje a las Familias Venezolanas en la Semana Nacional de las Familias.Mons. Ramòn Linares.
FAMILIA, EN TUS MANOS ESTÁ EL PRESENTE Y EL FUTURO DE LA SOCIEDAD.
En mi condición de Obispo Presidente de
la Comisión de Familia de la Conferencia Episcopal Venezolana
experimento gran satisfacción al acompañar una vez mas el Programa “El
Abrazo en Familia” después de 21 años de servicio ininterrumpido a la
familia venezolana.
Al hablar de la familia creo que debo
comenzar por dirigir una ojeada a la realidad de nuestras familias que
lamentablemente viven y padecen las mismas consecuencias de cualquier
familia del tercer mundo. Lamentablemente a pesar de las riquezas con
que Dios ha bendecido esta tierra nuestras Familias viven todavía, y
sin una esperanza cercana de solución, las consecuencias de una
dolorosa realidad económica: carencia de alimentos, de trabajo, de
vivienda, de medicinas, de ropas, de salud, de educación. Pero otra
realidad que podemos considerar mas grave que la económica es la
pérdida de los valores familiares en lo que no cabe duda juega un
papel relevante el individualismo, el subjetivismo y el relativismo
moral. Como la familia es la pieza fundamental del engranaje social hay
que afirmar que la crisis de familia es también la crisis de la
sociedad.
La crisis económica de la familia suele
ser fruto tanto de errores personales como de errores políticos y
sociales debido a una pésima gestión de la acción política y de la
acción social, pero nunca se puede afirmar que sea un objetivo buscado.
En cambio, y eso es algo que debe preocuparnos, la destrucción de la
familia como un valor fundamental y como fuente primera de todos los
valores que hacen la persona, es un proyecto bien programado y un
veneno sutilmente inoculado que mina la misma institución familiar
por ver en ella un obstáculo para el logro de sus fines.
La familia es hoy más que nunca,
motivo de gran preocupación por parte de la sociedad y de Iglesia. La
sociedad humana está fundada sobre la familia y en inseparable
relación con el funcionamiento de la familia está el funcionamiento de
la sociedad. La sociedad consumista y hedonista busca por diversos
medios reducir la valoración de la familia a la esfera de lo personal y
subjetivo, pero sin correlación alguna con el bienestar de la persona y
de la sociedad. Creo que un objetivo del Abrazo en Familia este año
va dirigido a reafirmar una firme convicción de que la familia
es la más preciosa bendición con que pueda contar una sociedad.
Afirma el Papa Benedicto XVI que la familia “patrimonio de la
humanidad, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos
latinoamericanos y caribeños” y la razón para tal afirmación es que
“Ella ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y
cívicos, hogar en que la vida humana nace y se acoge generosa y
responsablemente… La familia es insustituible para la serenidad personal
y para la educación de sus hijos” (A 114)
A nivel personal en la familia encuentra
el hombre el lugar natural para su propia realización como hombre y
como la mujer, como padre y como madre y garantía segura para el
futuro de los hijos. Si en la familia: padre, madre e hijos no logran
una robusta armonía organizativa, espiritual y humana, es decir, si no
llega a funcionar como perfecta “comunión de vida y de amor” tampoco
el entorno social en que se mueve vivirá en paz y armonía, sino en
interminable situación de crisis personal y social.
Si analizamos ese rol fundamental de la familia comprendemos la razón del Lema: EN TUS MANOS ESTÁ EL PRESENTE Y EL FUTURO DE LA SOCIEDAD. Efectivamente en la familia está el origen y el futuro de toda persona.
En la familia nace la vida, en el seno
de la familia el niño se va construyendo como persona, y se
comprende como ser social y solidario. Por eso me atrevo a decir que
cuando Dios dice: “ahora vamos a hacer el hombre” debía estar
pensando en la familia como forjadora de hombres y mujeres. La familia
pone en cada persona una marca de fábrica con valores, fines,
caracteres que la hacen inconfundible y sobre todo, “como lugar del
diálogo y de la solidaridad intergeneracional, la hace uno de los
vehículos más importantes de la transmisión de la fe”. (A 39)
Concluimos que actuar en pro de la
familia, apoyar la solidez de su estructura interna como una exigencia
natural, acompañarla en su proceso de formación humana y cristiana es
trabajar por el futuro de la sociedad. Si aceptamos su condición de
célula fundamental de la sociedad aceptaremos también que solo familias
sanas pueden garantizar un cuerpo social sano.
Mons. Ramón Antonio Linares Sandoval.
Obispo de Barinas
No hay comentarios:
Publicar un comentario